AMMA SINCLÉTICA:
4- También dijo: “No te dejes seducir por las delicias de los que el mundo considera ricos como si éstas fueran de alguna utilidad. Para su satisfacción creen de gran importancia el arte culinario. Y tú, por el ayuno y gracias a alimentos baratos sobrepasas su abundancia. La Escritura dice: El alma saciada pisotea la miel, para el alma hambrienta, hasta lo amargo es dulce (cf.Prv 27,7). No te sacies de pan y así no desearás vino”.
5- Se preguntó a la bienaventurada Sinclética si la pobreza era un bien perfecto. Ella respondió:”Está bien para quienes son capaces. Aquellos que la soportan, en efecto, obtienen desprecio para la carne y reposo para el alma. Así como se lavan y blanquean los vestidos resistentes pisoteándolos y retorciéndolos con fuerza en todos los sentidos, así el alma fuerte se vuelve vigorosa gracias a la pobreza voluntaria”.
6- Amma Sinclética decía: “Si vives en un cenobio, no cambies de lugar; esto no te ayudará en nada. En efecto, del mismo modo que el pájaro que abandona los huevos que incuba les impide madurar, así el monje o la virgen se enfrían en su fe y mueren yendo de un lugar para otro”.
7- Dijo además: “Los aguijones del diablo son numerosos. Si no pierde el alma por la renuncia, le presenta como un imán la riqueza. ¿No ha tenido éxito mediante injurias y oprobios? Se le presenta con alabanzas y gloria. ¿Ha sido vencido por la salud? Entonces enferma su cuerpo. No habiendo podido hacerla caer mediante placeres, intenta inquietar su alma con penas dolorosas: después de haber pedido permiso ocasiona graves enfermedades a fin de debilitar a los hombres y turbar su amor por Dios. Incluso si el cuerpo se desgarra, aunque se consuma con fiebres muy altas o agobiado por una sed intolerable, si soportas esto ahora que eres pecador, recuerda el castigo que está por venir, fuego eterno y penas de justicia, y no te descorazones en el tiempo presente; al contrario, alégrate porque Dios se ha fijado en ti, y mantén en tus labios esta palabra bendita: El Señor ciertamente me ha castigado pero a la muerte no me entregó(cf. Ps 118,18). Tú eres de hierro y con el fuego has perdido el óxido. Si, por el contrario, enfermas cuando tú eres justo, progresas de lo más pequeño a lo más grande. Eres de oro y mediante el fuego has sido probado. ¿Has sido azuzado por el aguijón de un espíritu maligno? Alégrate y piensa en quién te pareces ahora: has sido considerado digno de la suerte de Pablo. ¿Has sido probado por la fiebre y educado por el frío? La Escritura dice: Por el fuego y el agua atravesamos; mas luego nos sacaste para cobrar aliento (cf.Ps 66,12) Has obtenido lo primero, espera lo segundo. Practricando la virtud, proclama la palabra del santo David; él dice: Soy pobre, miserable y enfermo (cf. Ps 69,30) Por esta tríada de aflicciones te convertirás en perfecto; dice, en efecto: en la angustia tú me abres salida (cf.Ps 4,2). Son sobre todo estos ejercicios los que nos fortalecen, tenemos al adversario frente a frente”.
8- Y dijo todavía: “Si estamos enfermos, no hay que entristecernos con el pretexto de que, a causa de la enfermedad y del debilitamiento del cuerpo, no podemos ir a la oración o cantar salmos en voz alta; todo esto tiene por fin la supresión de nuestros deseos. Ayunar o dormir en el suelo se nos prescriben a causa de los deseos vergonzosos. Si la enfermedad terminó con estos placeres, la razón de estas prácticas es superflua. ¿Qué digo yo superflua? Estas amenazas mortales (las pasiones) son en efecto abatidas por la enfermedad como remedio superior y poderoso. He aquí la gran ascesis: soportar pacientemente las enfermedades y dirigir al Todopoderoso himnos en acción de gracias. ¿Perdemos la vista? No lo soportemos con dolor puesto que hemos perdido el instrumento de un deseo insaciable, mientras que por la mirada interior vemos como en un espejo la gloria del Señor. ¿Nos hemos vuelto sordos? Demos gracias de vernos completamente libres de vanas noticias. ¿Están nuestras manos enfermas? Tenemos manos interiores prestas a combatir al adversario. ¿Está el cuerpo totalmente preso por la enfermedad? Cuando estás enfermo aumenta la salud del hombre espiritual”.
Continuará en próxima publicación…
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