26 de marzo de 2017

Le decimos adiós... a Ntro. Padre Obispo Mario.



MONSEÑOR MARIO MELANIO ,UN MAESTRO, UN PADRE Y UN PASTOR…

Nos referiremos a él desde nuestra experiencia en esta querida Diócesis de San Juan Bautista de las Misiones.
Allá por el año 2014, en sus inicios, nos venimos al Paraguay para conocer y presentarnos personalmente ante el Obispo, y plantearle la posibilidad de nacer en esta Iglesia particular, como Monjas Ermitañas. Obviamente, él ya tenía conocimiento de esto por otros sacerdotes y monjes de la misma diócesis.
Fue una mañana a las 7,00 am cuando nos encontramos en el atrio de la Catedral ante el Obispo con toda reverencia y santo temor, y acompañadas por el padre Fundador de los Monjes de San José. ¡Fue un encuentro inolvidable! Habíamos preparado nuestro “discurso” para presentarnos, y cuál fue nuestra sorpresa al estar en su presencia, (que desbarató nuestro “discurso”) nos encontramos frente a una persona sencillísima, un sucesor de los Apóstoles, un verdadero padre y pastor. En pocas palabras que, quedarán para siempre guardadas en nuestro corazón y, en aquel atrio de la Catedral, nos acogía en su diócesis con una gran alegría. Nos abrazó y nos bendijo. Nos hizo sentir que amaba la vida contemplativa. Quedamos sin palabras porque él lo dijo todo. 
En ese momento acordamos en que después de la Pascua vendríamos a instalarnos aquí. Así fue que el 30 de junio del año 2014 llegábamos al Paraguay en un día muy lluvioso que, para nosotras era el signo de la bendición de ÑANDEJÁRA. Nos recibía la Parroquia de San Ignacio Guazú, tierra de las primeras Reducciones Jesuíticas y nos acompañaría de cerca el cura párroco, Padre Antonio Betancor, sacerdote jesuita. Así fue que empezamos a caminar en esta amada diócesis del sur del Paraguay.
Desde aquel entonces, hasta el presente, nuestro padre y pastor Monseñor Mario Melanio también nos acompañó y se hizo presente cuando lo necesitábamos. Parecía que él nos dedicaba todo su tiempo y que no tenía otras preocupaciones. ¡A tal punto llegaba su entrega pastoral! ¡Icoraso pora!
En algunas oportunidades que necesitábamos hablar con él, le decíamos: “Monseñor, ¿cuándo puede recibirnos?” y él nos respondía: “No. Voy a ir yo a verlas”. SIEMPRE estaba dispuesto.
Hoy, estamos en la misma ciudad de San Juan Bautista, en el corazón de la diócesis, gracias también a él. Nos sentimos bendecidas por ÑANDEJÁRA y le agradecemos este PAPÁ GUASÚ que nos regaló y permitió conocer y amar y, sentirnos amadas por él.
Y. ahora, dejando ya su gobierno pastoral no queremos que  pase este tiempo sin decirle: ¡GRACIAS, PADRE por confiar en nosotras y en la Providencia de ÑANDEJARA que todo lo ordena para nuestro bien! Eres nuestro PAPÁ GUASÚ. ¡Verdadero Profeta! ¡Hombre de Dios y servidor de los hombres, sus hermanos!
Tienes que saber que nuestra oración y gratitud siempre te acompañarán hasta que nos encontremos todos juntos en la Casa del Padre. Dentro de tus obras, tendrás que presentarnos a nosotras, pequeño brote de la Iglesia que el Buen Pastor te confió.
Seguramente, cada uno podrá contar su experiencia, nosotras, contamos la nuestra.
Monjas Ermitañas

Y le damos la  bienvenida a Ntro. nuevo Obispo Monseñor Pedro.















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