SENTENCIAS DE AMMA PELAGIA SIRÍACA
No hay muchos datos históricos sobre Pelagia. Según parece vivió en Alejandría y se ganaba la vida de bailarina, considerando un oficio no muy recomendable. Se arrepintió de su vida anterior y se hizo bautizar en Jerusalén, donde vivió tres años en un monasterio en el Monte de los Olivos.
- Amma Pelagia decía: “Después de haber dominado las pasiones del cuerpo tenemos que arrepentirnos y llorar antes de que nos coja el llanto en el juicio universal”.
- Una monja fue donde estaba Amma Pelagia y dijo: “¿Qué debo hacer, Señora mía, por mis pecados? Y ella respondió: Quien quiera librarse de sus pecados, hermana mía, lo haga con la hesiquia y el llanto, sin decir ninguna palabra”.
- Y decía: “El llanto, la hesiquia y el silencio son el camino que nos han indicado los Padres Santos y la Escritura. Por tanto, en la hesiquia llorad por vuestros pecados, porque no hay otro camino que éste”.
- Amma Pelagia decía: “La risa aleja el llanto sereno. La risa no crea nada, sino que destruye y arruina lo creado. La risa ofende y aleja al Espíritu Santo y da la posibilidad de que entre en el alma un espíritu maligno. La risa te hunde en la infidelidad, corrompe el cuerpo, dispersa las virtudes, olvida los suplicios de la muerte”.
- Decía además: “La principal caída de un monje se debe a la risa y a la insolencia”.
SENTENCIAS DE AMMA MATRONA
- Una monja fue donde estaba Amma Matrona y le preguntó:”¿Qué tengo que hacer cuando estoy distraída por pensamientos lujuriosos?” Ella respondió: “Perdón, pero yo nunca he sido tentada por el demonio de la lujuria. Todo eso se encuentra más allá de nuestra naturaleza”. La monja, descontenta y desilusionada, se fue sin saludarla. Después se dirigió a Amma Teodora, le explicó sus inquietudes y añadió: “A mis angustias Amma Matrona ha respondido que todo esto se encuentra más allá de nuestra naturaleza”. Le dijo Amma Teodora: “La respuesta de Amma Matrona no es casual, vuelve a ella y dile que te explique el sentido de sus palabras”. Volvió donde estaba Amma Matrona, la monja se excusó: “La culpa es mía porque he transgredido la regla monástica. Pero te pido, explícame ¿por qué nunca has sido tentada por el demonio de la lujuria?” Matrona respondió con una sombra de sonrisa: “También yo debo pedirte excusas. Desde el momento en que hice los votos solemnes no me he hartado nunca de pan, ni de agua, ni del sueño y este compromiso duro ha impedido la proximidad de la lujuria”.
- Amma Matrona explicaba: “Dios me decía: Harás mi obra, yo te alimentaré, pero no me preguntes cómo”. La obra de Dios es, antes que nada, la hesiquia; después, el silencio; seguido por la oración y la genuflexión y el canto de los salmos; la lectura, el llanto; el recuerdo de Dios y la muerte; por último, la bienaventurada humildad”. No podríais obtener estas virtudes sin la hesiquia y sin alejarnos de ansias terrenas, aunque supieseis resucitar a los muertos”.
- Decía: “La paciencia de una monja crece en la hesiquia y en el silencio. Continua llevando esta carga hasta el último día y te salvarás, así nos lo dice el Señor”.
- Y dijo además: “En el mundo quien se equivoca, aunque sea contra su voluntad, acaba en galeras y es atado con hierros. Nosotros nos tenemos que meter en galeras voluntariamente y encadenarnos para huir de los pecados y de los inevitables trabajos. Para el monje la celda es la galera, en la cual permanece en la hesiquia por amor a Dios”.
- Amma Matrona decía: “Comienza una cosa buena, es decir, ocúltate en la hesiquia y no salgas de tu celda nunca, aunque te lo pidan. Deja tu celda solamente en caso de extrema necesidad. De esta forma con la paciencia vencerás al diablo”.
- Amma Matrona dijo una vez a Amma Sara: ”Has demostrado una maravillosa y gloriosa paciencia, que glorifican los ángeles y los diablos tiemblan ante tu nombre”. La celda de Amma Sara estaba situada al lado del río, pero durante los sesenta años que estuvo como monja nunca bajó los ojos para contemplarlo”.
- Una vez vino una monja y dijo a Amma Matrona. “Si, por culpa del sueño, me sucediese tener que dejar una oración obligatoria, sentiría tal vergüenza que no querría seguir más la regla”. Ella respondió: “Aunque te sucediese dormirte hasta media mañana, levántate y cierra la puerta de tu celda, después tranquilamente haz, sin avergonzarte, la oración según la regla, porque está escrito: “Tuyo es el día y tuya es la noche”.
- Fue una hermana a Amma Matrona y le dijo: “¿Cómo podré salvarme?” Ella, entre lágrimas, respondió: ¡Ora, amada hermana, salvarse es una cosa bastante difícil! Porque frecuentemente dejamos nuestras celdas para vagabundear allá donde el diablo nos empuja. Si quieres salvarte, escúchame bien. Ve y practica la hesiquia en tu celda y ora llorando, confía tu alma y tu cuerpo a Dios, y Él, que enseña la razón del hombre, te instruirá sobre tu salvación”.
- Una vez Amma Melania preguntó a Amma Matrona: “Quiero salvar mi corazón, pero no lo consigo”. Respondió Matrona: “Estoy maravillada de tus palabras: “¡Quiero pero no lo consigo!”. ¿No te das cuenta de que quien se encuentra fuera de la regla de la hesiquia no podrá conseguir ninguna virtud verdadera? ¿Cómo podrías custodiar tu corazón si se encuentra abierta la puerta al habla, a la escucha y al mirar? Si quieres salvar tu corazón y tener éxito en las virtudes, permanece en la celda de la hesiquia. ¡La celda te lo enseñará todo!”.
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