TIEMPO DE ADVIENTO
Primer Domingo de
Adviento. Ciclo C: Lc 21, 25-28, 34-36.
Comentario extríado de “CATENA
AUREA” de Sto. Tomás de Aquino.
"Y habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y se
abatirán las naciones en la tierra, por la confusión del rugido del mar y de
las olas; quedando los hombres yertos por el temor y expectación de lo que
sobrevendrá a todo el universo; porque las virtudes de los cielos se
conmoverán, y entonces verán al Hijo del hombre que vendrá sobre una nube con
gran poder y majestad". (vv. 25-27)
Beda
Anuncia
después lo que sucederá cuando se cumpla el tiempo de las naciones, diciendo:
"Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas".
San
Ambrosio
Estas
señales son expresadas con más claridad por San Mateo de este modo:
"Entonces se oscurecerá el sol, no dará luz la luna y caerán del cielo
las estrellas" (Lc 24,29 ).
San
Eusebio
Entonces,
pues, cuando se consuma la vida corruptible, y pase, según el Apóstol, la
especie de este mundo y suceda un nuevo siglo en el que en vez de astros
luminosos brillará Cristo como el lucero y rey de un siglo nuevo, será tanto
el brillo de su poder y de su gloria, que el sol que brilla ahora, y la luna
y las demás estrellas, se eclipsarán a la venida de mayor luz.
Crisóstomo
Así
como en este siglo desaparecen la luna y las estrellas en cuanto sale el sol,
así en la gloriosa aparición de Cristo se oscurecerá el sol y no dará luz la
luna, y caerán las estrellas del cielo, el cual se despojará de su manto
primitivo para vestirse otro de luz mucho mejor.
San
Eusebio
Manifiesta
a continuación lo que sucederá al orbe después que se oscurezcan los astros,
y cuál será la angustia de las gentes, diciendo: "Y se abatirán las
naciones en la tierra por la confusión del rugido del mar", etc., en
donde parece enseñar que el principio de la trasmutación del universo habrá
de venir por la falta de la sustancia húmeda. Esta será, pues, consumida o
helada, de modo que no se oirá ya el ruido del mar, ni sus olas tocarán la
arena a causa de la extremada sequía, y las demás partes del mundo sufrirán
una transformación, no recibiendo ya el vapor que constantemente le enviaba
la sustancia húmeda. Y así, como la aparición del Salvador debe combatir los
prodigios opuestos a Dios, esto es, el Anticristo, tomarán principio sus
venganzas de la sequía, de suerte que no se oirá ya la tempestad ni el ruido
del mar, y entonces será el momento de la angustia de los hombres que
sobrevivan. Continúa, pues: "Y los hombres estarán sedientos: es decir,
se consumirán por el temor y la expectación de lo que debe suceder en todo el
universo". Manifiesta luego lo que sucederá, diciendo: "Porque las
potestades de los cielos se conmoverán".
Teofilactus
O de
otro modo, cuando se trastorne el orbe superior, los elementos inferiores
sufrirán el mismo trastorno. Así dice: "Y se abatirán las naciones de la
tierra", etc. Como si dijera: Bramará terriblemente el mar y la
tempestad agitará sus costas, de tal suerte que se abatirán los pueblos, esto
es, la miseria será común, hasta que se consuman por el temor y la
expectación de los males que asaltarán al mundo. Y continúa: "Y los
hombres se abatirán por el temor y la expectación de lo que va a suceder en
todo el universo".
San Agustín, ad Hesychium epist 80
Pero
diréis: estos males nos obligan a reconocer que ha llegado ya el fin, puesto
que se cumple lo predicho. Porque es cierto que no hay nación ni lugar que no
se halle hoy en la aflicción y la tribulación. Pero si los males que sufre
ahora el género humano son indicios ciertos de que ha de venir el Señor, ¿por
qué dice el Apóstol: "Cuando dijeren: paz y seguridad?" (1Tes5,3).
Veamos, pues, si debe entenderse más bien que no se cumplirá de este modo lo
predicho en estas palabras, sino que sucederá cuando la tribulación se
extienda sobre la Iglesia, que será afligida en todo el universo; no sobre
los que la afligirán, puesto que ellos son los mismos que han de decir: Paz y
seguridad. Ahora bien, estos males, que se creen como sumos y extremos, vemos
que son comunes a uno y otro reino, al de Cristo y al del diablo. Los buenos
y los malos los sufren igualmente, y en medio de tanta calamidad se entregan
por todas partes a escandalosas orgías. ¿Es esto, por ventura, amilanarse por
el temor, o más bien arder en apetitos de lujuria?
Teofiactus
No sólo
temblarán los hombres cuando se altere el mundo, sino que hasta los ángeles
quedarán pasmados de espanto por tan terribles alteraciones del mundo. Dice,
pues: "Porque las virtudes de los cielos se conmoverán".
San Gregorio, in evang. hom. 1
¿Y a
qué se llama virtudes de los cielos, sino a los ángeles, dominaciones,
principados y potestades? Ellos aparecerán visiblemente a nuestros ojos a la
llegada del severo juez, para exigirnos rigurosamente lo que ahora nos pide
con misericordia nuestro invisible Creador.
San
Eusebio
Y como
el Hijo de Dios ha de venir en gloria y ha de confundir la soberbia tiranía
del hijo del pecado, sirviéndole los ángeles del cielo, se abrirán las
puertas cerradas en el siglo para que aparezca lo excelso.
Crisóstomo, ad
Olympian epistola 2
O bien,
se conmoverán las fortalezas de los cielos, aunque inconscientes; y al ver
las infinitas muchedumbres que se condenan, no podrán estar allí
tranquilas.
Beda
Por
esto se dice en el libro de Job que tiemblan las columnas del cielo y se
amedrentan a su mandato (Job 26,11). Y ¿qué sucederá a las tablas, cuando
tiemblan las columnas? ¿Qué no sufrirán los arbustos del desierto cuando el
cedro del paraíso es desgajado?
San
Eusebio
Las
potestades de los cielos son las que rigen las partes materiales del
universo. Las cuales entonces se conmoverán para adquirir un estado más
perfecto, por lo tanto, quedarán libres en la nueva vida del servicio que
vienen prestando a Dios respecto de los cuerpos sensibles en cuanto a su
estado de corrupción.
San
Agustín, ut sup
Pero el
Señor, para que no parezca que exageró todo esto que predijo acerca de la
aproximación de su segunda venida, lo cual ya acostumbraba a suceder en este
mundo antes de su primera venida, y no nos burlemos de lo mucho que todo esto
que dijo se lee ya en la historia de los pueblos, creo que debe entenderse
mejor respecto de la Iglesia; pues la Iglesia es el sol, la luna y las
estrellas ( Cant 6,9), a quien se ha llamado hermosa como la luna,
escogida como el sol, la cual no brillará entonces por la furiosa
persecución.
San
Ambrosio
También
se oscurecerá la brillante antorcha de la fe por la nube de la perfidia para
muchos que se separen de la religión; porque aquel sol de justicia se aumenta
o se disminuye para mí, según mi fe. Y así como en las fases periódicas de la
luna, esto es, en las menguantes de cada mes, la luna se oscurece porque
tiene la tierra en frente, así la Iglesia santa, cuando se le oponen los
vicios de la carne a la luz del cielo, no puede reflejar el resplandor de la
luz divina, de los rayos de Cristo. Y en las persecuciones apaga también el
brillo del sol divino el amor de esta vida. Caen también las estrellas, esto
es, la gloria del hombre que resplandece, cuando prevalece el furor de la
persecución, lo que conviene que suceda hasta que se llene el número de los elegidos.
Así se prueban los buenos y se manifiestan los débiles.
San
Agustín, ut sup
Respecto
de lo que se ha dicho: "y en la tierra consternación de las
gentes", quiso designar con la palabra gentes, no las que serán benditas
en la descendencia de Abraham, sino las que estarán a la izquierda.
San
Ambrosio
Y será
tan abrasadora la angustia de las almas por el recuerdo de la multitud de sus
delitos (y el temor del juicio que ha de venir) que secará en nosotros el
rocío de la fuente divina. A la manera, pues, que se espera la venida del
Señor para que todo lo llene su presencia, ya en el mundo respecto del
hombre, ya respecto del mundo, lo cual sucede en cada uno de nosotros cuando
recibimos a Cristo con todo amor, así también las virtudes de los cielos alcanzarán
aumento de gracia a la venida del Señor y se conmoverán por la plenitud de la
divinidad que las penetrará más de cerca. Hay también virtudes de los cielos,
que cantan la gloria de Dios, y que también por mayor comunicación se
conmoverán al ver a Jesucristo.
San
Agustín, ut sup
También
se conmoverán las potestades de los cielos, porque los fieles más fuertes se
turbarán por la persecución de los impíos.
Prosigue:
"Y entonces verán al Hijo del hombre venir sobre una nube".
Teofiactus
Lo
verán tanto los fieles como los infieles. Brillará entonces más que el sol,
tanto El como su cruz, por lo que será conocido de todos.
San Agustín, ad Hesychium epist 80
En
cuanto a lo que dice que vendrá sobre una nube, puede entenderse de dos
maneras: o viniendo en su Iglesia como en una nube, como ahora no cesa de
venir, pero en ese entonces lo hará con gran poder y majestad por la gran
fortaleza que brillará en los santos para que no sean vencidos en tan grande
persecución, y así realzará su majestad; o bien porque vendrá en el mismo
cuerpo con que está sentado a la diestra del Padre, y con razón es de creer
que vendrá no sólo en el mismo cuerpo, sino también en la nube; porque así
vendrá como se subió al cielo, pues una nube lo arrebató de la vista de sus discípulos
( Hch 1,9).
Crisóstomo, in
cat. graec. Patr
El
Señor siempre se aparece en la nube según lo del salmo (Sal 96,12):
"La nube y la oscuridad en su derredor". Por lo que el Hijo del
hombre vendrá en las nubes como Dios y Señor, no ocultamente, sino en la
gloria digna de Dios; y por esto añade: "Con gran poder y
majestad".
San
Cirilo
Conviene
entender las palabras "con grande poder y majestad". En su primera
venida apareció con nuestra humilde flaqueza; pero en la segunda lo
verificará con todo su poder.
San Gregorio, in evang. hom. 1
Los que
no quisieron oírlo en su abatimiento tendrán que contemplarlo en su poderío y
majestad para que sientan entonces tanto más su fortaleza cuanto más
resistieron doblar su cerviz y su corazón ante su misericordia.
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"Cuando comenzaren, pues, a cumplirse estas cosas, mirad y
levantad vuestras cabezas, porque cerca está vuestra redención". Y les
dijo una semejanza: "Mirad la higuera y todos los árboles: Cuando ya
producen de sí el fruto, entendéis que está cerca el estío. Así también
vosotros, cuando viereis hacerse estas cosas, sabed que está cerca el reino
de Dios. En verdad os digo que no pasará esta generación hasta que todas
estas cosas sean hechas. El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no
pasarán". (vv. 28-33)
San Gregorio, ut sup
Como
todo lo que va dicho se refiere a los réprobos, habla ahora para consuelo de
sus escogidos. Por esto añade: "Cuando comenzaren, pues, a cumplirse
estas cosas, mirad y levantad vuestras cabezas, porque cerca está vuestra
redención". Como diciendo: Cuando las plagas abruman al mundo, levantad
vuestras cabezas, esto es, alegrad vuestros corazones, porque mientras el
mundo (de quien en realidad no sois amigos) se acaba, se aproxima vuestra
redención, que tanto habéis buscado. En la Sagrada Escritura se toma muchas
veces la cabeza en vez de la inteligencia; porque así como los miembros son
gobernados por la cabeza, los pensamientos se rigen por la inteligencia. Por
tanto, levantar nuestras cabezas equivale a levantar nuestra inteligencia
hacia los goces de la patria celestial.
San
Eusebio
Cuando
hayan pasado todas las cosas materiales aparecerán las inteligibles y
celestiales, a saber: el reinado de aquel siglo que nunca habrá de concluir,
y entonces se concederán las promesas ofrecidas a los dignos. Por esto dice:
"Cuando comenzaren, pues, a cumplirse estas cosas, mirad", etc. Una
vez recibidas las promesas que esperamos del Señor, seremos reanimados los
que antes andábamos abatidos, y levantaremos nuestras cabezas, en otro tiempo
humilladas, porque viene nuestra redención que tanto esperábamos; esto es,
aquella que toda criatura desea.
Teofiactus
Esto
es, la perfecta libertad del cuerpo y del alma, así como la primera venida
del Salvador tuvo por objeto la reforma de nuestras almas, la segunda tendrá
lugar para la reforma de nuestros cuerpos.
San
Eusebio
Dice
todo esto también a sus discípulos, no porque ellos hubiesen de durar en este
mundo, hasta su término, sino (como subsistiendo en un solo cuerpo) no sólo
para ellos sino para nosotros y para todos los demás, que habrán de creer en
Jesucristo hasta la consumación de los siglos.
San
Gregorio, ut sup
En
cuanto a que el mundo deba ser destruido y despreciado, manifiesta su
oportuna comparación cuando dice: "Mirad la higuera y todos los árboles:
cuando ya producen de sí el fruto, entendéis que está cerca el estío",
etc. Como diciendo: Así como se conoce que está próximo el verano por el
fruto del árbol, así se conocerá la proximidad del Reino de Dios por la
destrucción del mundo. En esto se manifiesta que la ruina es el fruto del
mundo. Para esto produce; porque así como alimenta a todos con sus semillas,
así los consumirá con sus mortandades. Se compara el Reino de Dios con el
verano, porque entonces han pasado las nieblas de nuestras riquezas y
empiezan a brillar con gran claridad los días del sol eterno.
San
Ambrosio
San
Mateo, pues, sólo habló de la higuera, pero San Lucas habla de todos los
árboles. Mas la higuera tiene doble significación: o cuando se enternecen las
cosas duras, o cuando complacen los pecados. Y así, cuando los frutos
reverdecen en todos los árboles y la higuera aparece fecunda, esto es, cuando
toda lengua confiese al Señor y le haya confesado el pueblo judío, debemos
esperar la venida del Señor, porque entonces se cogerán los frutos de su
resurrección, como en tiempo de verano. O cuando el hombre pecador se vista
del orgullo veleidoso y pasajero de la sinagoga, como los árboles de sus
hojas, debemos deducir que se aproxima el juicio. Porque Dios se apresura a
premiar la fe y a concluir con el pecado.
San Agustín, ad Hesychium epist 80
Y
cuando dice: "Cuando veáis que suceden estas cosas", ¿qué podremos
entender sino aquellas de que ya hemos hecho mención? Entre ellas se
encuentra lo siguiente: "Y entonces verán al Hijo del hombre que
viene" (Lc24, 33). Por tanto, cuando se vea esto no habrá llegado ya el
Reino de Dios, sino que estará cerca. ¿Y acaso debe decirse que no todas las
cosas ya mencionadas deben comprenderse en estas palabras: "Cuando veáis
que esto sucede", sino algunas de ellas, a excepción de lo que se ha
dicho, "y entonces verán al Hijo del hombre"? San Mateo ha declarado
que no debía exceptuarse nada, diciendo: "Así, vosotros, también cuando
viereis todas estas cosas" entre las que se comprende la venida del Hijo
de Dios, de modo que entendamos que ahora se verifica en sus miembros como en
nubes, o en la Iglesia como en una grande nube.
Tito
Cerca
está el Reino de Dios porque cuando sucede esto todavía no ha llegado el
último fin de las cosas; pero ya se prepara, porque la venida del Señor
eliminando todos los principados y potestades preparará el Reino de
Dios.
San
Eusebio
Así
como en esta vida el sol (cuando después del invierno vuelve la primavera)
fomenta y vivifica con el calor de sus rayos las semillas ocultas en la
tierra, transformándolas en su primera forma, de modo que al brotar toman su
antigua forma y producen infinitas plantas de variado color, así la gloriosa
venida del unigénito de Dios, iluminando al nuevo siglo con sus rayos
vivificadores, hará nacer a la luz las semillas sepultadas largo tiempo en el
mundo, esto es, las que dormían bajo el polvo de la tierra, produciendo
cuerpos mejores que antes; y vencida la muerte, reinará después la vida del
siglo nuevo.
San
Gregorio, ut sup
Todo lo
predicho recibe el sello de la mayor certidumbre cuando añade: "En
verdad os digo que", etc.
Beda
Recomienda
mucho lo que anuncia de esta manera; y (si es permitido decirlo) estas
palabras, "En verdad os digo" son un juramento, porque
"amén" quiere decir verdad. Por tanto es la Verdad quien dice: En
verdad os digo; y aunque no se expresara así, no puede mentir de ningún modo.
Llama generación a todo el género humano, o en especial la raza de los
judíos.
San
Eusebio
También
llama así a la generación nueva de la Iglesia santa, manifestando que habrá
de durar el pueblo de los fieles hasta el tiempo en que habrá de ver todas
estas cosas y contemplará con sus propios ojos el cumplimiento de las
palabras del Salvador.
Teofiactus
Como
les había predicho perturbaciones, guerras y trastornos, tanto de los
elementos como de las demás cosas, para que no se sospechase que la misma
cristiandad habría de perecer añade: "El cielo y la tierra pasarán; pero
mis palabras no pasarán"; como diciendo: y si se conmueven todas las
cosas, mi fe no faltará; en lo cual da a entender que la Iglesia será
preferida a toda criatura, porque la criatura sufrirá alteración y la Iglesia
de los fieles y las predicaciones del Evangelio subsistirán.
San
Gregorio, ut sup
"El
cielo y la tierra pasarán", etc. Como diciendo: Todo aquello que para
nosotros es durable no lo es eternamente sin mudanza; y todo lo que parece
pasar conmigo será fijo y permanente; porque mi palabra que pasa expresa
sentencias inmutables y permanentes.
Beda
El
cielo que pasará no es el etéreo de las estrellas, sino el aire del que toman
el nombre las aves del cielo. Pero si la tierra ha de pasar, ¿cómo dice el
Eclesiastés: "Mi tierra subsiste eternamente?" (Ecle 1,4).
Pero por una clara razón, el cielo y la tierra pasarán en cuanto a la forma
que ahora tienen, pero en cuanto a la esencia subsistirán siempre.
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"Mirad, pues, por vosotros, no sea que vuestros corazones se
carguen de glotonería y embriaguez, y de los afanes de esta vida, y que venga
de repente sobre vosotros aquel día. Porque así como un lazo vendrá sobre
todos los que están sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, orando en
todo tiempo, para que seáis dignos de evitar todas estas cosas que han de ser
y de estar de pie delante del Hijo del hombre". (vv. 34-36)
Teofiactus
Citó
antes el Señor los signos terribles y sensibles de los castigos que vendrán
sobre los pecadores; pero contra estos males pone como remedio la vigilancia
y la oración. Por esto dice: "Mirad, pues, por vosotros, no sea
que", etc.
San Basilio, in serm. super attende tibi
Cada
uno de los animales tiene de Dios interiormente los medios que han de
contribuir a su propia conservación; por lo que Jesucristo nos ha dado este
consejo con el fin de que lo que ellos tienen en su instinto lo tengamos
nosotros con el auxilio de la razón y de la prudencia. Así que debemos huir
del pecado como huyen los animales de los pastos mortíferos; pero debemos
buscar la justicia como buscan ellos las yerbas nutritivas; por esto dice:
"Mirad por vosotros", esto es, para que podáis distinguir lo
saludable de lo nocivo. Pero como se puede mirar de dos modos, ya con los
ojos del cuerpo o ya por la potencia intelectual, y los ojos del cuerpo no pueden
conducir a la virtud, ha debido por tanto referirse a un acto de la
inteligencia al decir: "Guardaos", esto es, tened circunspección en
todo, y que en custodia vuestra esté siempre vigilante la luz de vuestra
alma. Y no dice cuidad de los vuestros o de aquellos que están alrededor
vuestro, sino de vosotros. Vosotros sois la inteligencia y el alma; y lo
vuestro son el cuerpo y los sentidos; en rededor vuestro están vuestros
bienes, vuestras artes y lo demás que contribuye a la comodidad de la vida;
pero no dice que nos cuidemos de estas cosas, sino del alma, que debe
constituir nuestro primer cuidado. Este mismo consejo sana a los que están
enfermos, perfecciona a los que están sanos; hace conservar el presente y
proveer al futuro; nos impide censurar a los demás y nos induce a examinar
nuestras acciones; no permitiendo que la inteligencia se someta a las
pasiones, sino sujetando lo irracional al alma racional. Y da la razón de por
qué deba obrarse así, diciendo: "No sea que vuestros corazones se
carguen", etc.
Tito
Como
diciendo: Cuidad que no se oscurezcan las luces de vuestras inteligencias,
porque los cuidados de esta vida y la crápula y la embriaguez ahuyentan la
prudencia, hacen vacilar la fe, y causan el naufragio.
San
Basilio
La
embriaguez consiste en el uso exagerado del vino y la crápula es la ansiedad
y náusea que causa la embriaguez, llamada así de la palabra griega que quiere
decir trastorno de cabeza. Y así como debemos usar de los alimentos para
calmar el hambre, así también hemos de usar de la bebida para templar la sed
evitando con cuidado los excesos, pues el vino es una bebida falaz; pero el
hombre libre del vino será más prudente y bueno; y humedecido por los vapores
del vino, queda velado como por una nube.
San Basilio, in
regulis brevioribus ad interrogat 58
La
curiosidad y los cuidados de esta vida aunque no parece que estorban deben
evitarse cuando no contribuyen al servicio divino. Manifiesta por qué dijo
esto, cuando añade: "Y que venga de repente sobre vosotros aquel
día".
Teofiactus
No
vendrá aquel día con previa amonestación, sino de improviso y furtivamente,
cogiendo como en un lazo a los que no vivan prevenidos. Por esto sigue:
"Porque así como un lazo vendrá sobre todos los que están", etc.,
lo cual debemos examinar con detención. Cogerá aquel día a todos los que
viven en la superficie de la tierra, por descuidados y perezosos. Pero para
los laboriosos y dispuestos para el bien, que no están sentados ni ociosos
sobre la tierra, sino que se levantan en cuanto se les dice: levántate y anda
porque la tierra no es tu lugar de descanso; para éstos no será aquel un día
de lazo ni de peligro sino un día de triunfo.
San
Eusebio
El
Señor nos dictó cuanto precede, para que evitemos los males que nos habrían
de sobrevenir. Por esto sigue: "Velad, pues, orando siempre, para que
seáis dignos de evitar todas estas cosas que han de ser".
Teofiactus
Esto
es, el hambre, la peste, y todo lo demás que amenaza en esta vida a los
escogidos y a los que no lo son, y todo lo que amenaza para después a los
malvados por toda la eternidad. No podemos evitar todo esto de otro modo que
por las vigilias y las oraciones.
San
Agustín, De cons. Evang. 2,77
Esta es
la fuga de que habla San Mateo, que no debe hacerse ni en invierno ni en
sábado. Al invierno pertenecen los cuidados de esta vida, que son tristes
como él mismo; al sábado la crápula y la embriaguez, que sumerge el corazón y
lo abruma con la lujuria y las complacencias de la carne, lo cual indica lo
malo que puede suceder en el sábado; porque los judíos se dedican en este día
a toda clase de fiestas, desconociendo lo espiritual del día de sábado.
Teofiactus
Y como
el cristiano debe, no sólo huir de lo malo, sino esforzarse por ganar la
gloria, añade: "Y de estar en pie delante del Hijo del hombre". En
esto consiste la gloria de los ángeles, en estar delante del Hijo del hombre,
nuestro Dios, y en mirar constantemente su faz.
Beda
Y en
verdad, si algún médico sabio prohíbe usar del jugo de alguna hierba para
evitar una muerte repentina, cumpliremos lo mandado con la mayor
escrupulosidad. Del mismo modo cortemos ahora, porque así lo ordena el
Salvador, la embriaguez, la crápula y los cuidados del mundo, especialmente
aquéllos que no temen ser heridos o muertos; porque dan crédito a las
palabras del médico y menosprecian los consejos del Señor.
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