Sentencias de Amma Sara
11- Y también decía: “Se que la escasez del pan y el ayuno consumen el cuerpo, pero la vigilia lo agota más que el ayuno”.
12- La beata Sara decía: ”No hay nada que calme tanto el alma como la ausencia de pan y de agua. Cuando un enemigo asedia una cuidad busca apoderarse de la comida y del agua y este es el resultado: la rendición de los ciudadanos. Es así como cada monje, si se deja llevar de la avidez de la comida y del agua, no puede huir de los pensamientos malos”.
13- Dijo además: ”Si el hombre recordase lo que dice la Escritura: Por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado, escogería como lo mejor el silencio”.
14- La bienaventurada Sara dijo: “Quien comparte comida y bebida y habla con un hombre ya ha estado vencido en su mente. Verdaderamente, nosotras, monjas ¿nos podemos permitir ser así de libres con los hombres y hablar tranquilamente con ellos? Jesucristo decía: Si no hubieses venido y no hubieses hablado con ellos, no habrías tenido ningún pecado; pero ahora no tenéis ninguna excusa para vuestro pecado. Así, pues, nosotras, viejas, que hemos visto muchas cosas en la vida y hemos superado tantas tentaciones y sufrimientos, os pedimos, jóvenes monjas, que siempre huyáis del rostro de los hombres, aunque sean vuestros hermanos. Aquellas que ahora no nos escuchan atentamente serán descubiertas en su pecado y en el día del juicio seremos testimonio de su culpa”.
15- Decía además: “El hombre no debe caer nunca en las siguientes tentaciones: la lujuria y juzgar al prójimo. Cuando el enemigo asedia furtivamente, debes arrodillarte y llorando pedir a Dios que te libre de ellas. Y Dios te librará”.
16- Una monja fue donde estaba la beata Sara y le dijo: “Ora por mí, Señora mía”. La beata responde: ”Ni Dios, ni yo podemos tener misericordia si tú no la buscas por ti misma haciendo buenas obras como nos han enseñado los padres santos”.
17- Una monja preguntó a Amma Sara: “Dime, Señora mía, ¿cómo podría salvarme?”. Sara respondió: “Sé como si estuvieses muerta, sin tener ninguna preocupación por las cosas del mundo, practica la hesiquia en tu celda y acuérdate solo de Dios y de la muerte. ¡Sólo así te salvarás!”.
18- Un día una monja visitó a Amma Sara llevándole comida y vino. La beata la cogió toda, excepto el vino, y dijo: “¡Quita de mi vista esta muerte!” Después miró a la monja y le dijo: “¿Cómo te has permitido tocar el vino, olerlo? ¿No has oído qué ruina cayó sobre Noé y Lot por culpa del vino?” La monja respondió: “Señora mía, si no bebo vino mi vientre se disgusta”. La beata dijo: “Si tú no te sacias, si te vuelves enjuta como árbol seco, ¿cómo podrá bajar la gracia divina sobre tu alma? ¡Teme a Dios! Tú, tan joven, ¿cómo osas beber vino? Estoy desde hace cincuenta y nueve años en esta celda y, gracias a Dios, el vino nunca lo he probado. Al inicio de la vida monástica el diablo me tentaba fuertemente con él: me produjo una grave enfermedad que duró tres años, me infligía crueldades que no me atrevo a explicártelas. Pero me opuse con la ayuda de Dios y pude deshacerme de esta tentación. Recuerda, si tú no soportas sobre la tierra el peso de los dolores por Dios, ¿cómo el Señor podrá recompensarte en el día del juicio?”. La beta se levantó y después de haber pronunciado una oración, despidió a la monja”.
19- Una vez se presentó una monja ante la beata Sara y dijo: “Señora mía, ¿por qué no me dejan los pensamientos lujuriosos?” Sara respondió: “Porque están en tu interior, cambia tu alma y éstos desaparecerán”.
20- Una monja estaba trabajando el día de un santo mártir. Otra monja la vio y dijo: “¿Por qué estás trabajando, hoy que es la fiesta de un mártir santo?” La monja respondió: “Es verdad, fue en aquel día cuando un sirvo de Dios tuvo gravísimos trabajos y dolores, por eso debo continuar trabajando por Dios, para tener la comida y no ser un peso para nadie, y para tener alguna cosa con que dar la limosna a quien tiene necesidad y aliviar su fatiga”.
20- Una monja estaba trabajando el día de un santo mártir. Otra monja la vio y dijo: “¿Por qué estás trabajando, hoy que es la fiesta de un mártir santo?” La monja respondió: “Es verdad, fue en aquel día cuando un sirvo de Dios tuvo gravísimos trabajos y dolores, por eso debo continuar trabajando por Dios, para tener la comida y no ser un peso para nadie, y para tener alguna cosa con que dar la limosna a quien tiene necesidad y aliviar su fatiga”.
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