26 de abril de 2016

Continuación Sentencias de Amma Teodora

31- Decía también: “Hay dos cosas grandes e importantes que hacer, a quien consiga cumplirlas, la gracia de Dios le librará de todas las pasiones”. Todo esto lo decía en relación con la oración.
32- Amma Teodora dijo: “La hesiquia, el silencio y la oración sanan bien y con rapidez la mente. De la misma forma que no se puede ver el reflejo del rostro, aunque sea bello, sobre la superficie del agua turbia, así sucede en el alma, no se ven los pecados sin la hesiquia, el silencio y el ayuno. Y no hay posibilidad de salvación”.
33- Un día Amma Teodora preguntó a Amma Sinclética: “¿Por qué la lucha de los demonios contra nosotros es tan fuerte? “Porque a veces somos débiles en aquello que es el principio de todas las virtudes, o sea, la hesiquia unida al silencio y a la perseverancia”.
34- Amma Teodora preguntó a la bienaventurada Matrona: “Indícame, por favor, una virtud con la cual podría adquirir y seguir todas las otras virtudes y salvar mi alma”. Matrona respondió: “Si practicas la hesiquia y el silencio, huyendo de toda atadura con el hombre, y permaneces en esta privación, orando por obtener la gracia de Dios, en el día del juicio tu alma será salvada”. Teodora hizo otra pregunta: “¿Sería bueno que yo dejase de comer la comida y beber vino que me plazca?”. Respondió Matrona: “Sí, estaría muy bien. ¿No has oído que los grandes padres gloriosos solamente comían pan y agua y de este modo vencieron las pasiones y fueron santos? ¿Cómo osas tú, joven, continuar bebiendo vino saciando tu vientre? Ve, jovenzuela, y haz aquello que acabas de oír”.  
35- Una monja dijo a Amma Teodora: “Querría salvar mi alma”. Teodora respondió: “¿Cómo podemos salvar el alma, si tenemos abierta la puerta de nuestra lengua? No podremos salvarnos si no nos ceñimos al silencio y a la oración”
36- Decía también: “De un hábito malo, especialmente si es viejo, uno se libra con gran esfuerzo. Quien consiga desarraigarlo para siempre a través de la hesiquia y del silencio, se salvará. Si es vencido, se destruirá. ¡Ay de esta alma!”.
37- Amma Teodora dijo: “Uno de los santos padres decía que había, en tiempos antiguos, un monje que practicaba la hesiquia y el silencio, oraba continuamente sin hacer nada más, pero cada tarde encontraba sobre la mesa de la refección un pan, lo comía y después volvía a orar dando gracias a Dios. Un día se le acercó un monje, que sentado a su lado hacía trabajos manuales. También nuestro asceta se puso a trabajar junto a él. Llegó la tarde y el monje no encontró más el pan encima de la mesa como de costumbre, se entristeció y se fue con hambre. Durante la noche oyó una voz que decía:” Mientras tú te ocupabas de mí, yo te alimentaba. Ahora después de haberte puesto a trabajar, satisface tus necesidades con el trabajo”. Sabiendo todo esto, amadas hermanas, madres e hijas, practiquemos la hesiquia, el silencio y la oración, salvando así nuestras almas de las flechas del maligno”.
38- Amma Teodora decía:” El ayuno modera el cuerpo, la vigilia purifica el discernimiento, la oración nos une a Dios”.
39- Y dijo también: “Es bueno tener la manos en alto durante la oración y suplicar a Dios porque el alma, después de haber dejado el cuerpo, supere los obstáculos que tratarán de impedirle llegar a la esfera celeste”.
40- Amma Teodora dijo: “Aquellas que quieran preservar su cuerpo en la castidad y presentar a Dios su mente pura, tienen que pasar sus días en la beatitud de la hesiquia, permaneciendo siempre en la celda sin tener ningún contacto y ni palabras con los hombres. Únicamente de esta forma se puede conseguir la auténtica hesiquia. También yo, al inicio de mi camino espiritual, por tres años me vi tentada por el demonio de la lujuria que me inducía a la visión de un hombre con quien estaba obligada a hablar. Cada día permanecía, por este motivo, en el dolor y la aflicción. Pero luchaba contra el maldito diablo con la oración, el ayuno, la hesiquia, y, al fin, gracias a Dios, he podido borrar todo recuerdo de aquel hombre y su rostro. Os cuento todo esto, amadas madres y hermanas, para que os guardéis del maligno y defendáis vuestras almas. Son fuertes las insidias del diablo que odia el bien”.  
 41- Y dijo además: “Escuchadme, hermanas mías, no compenséis la carencia de la comida con un sueño abundante. Esta postura no es racional. Que nuestra virtudes estén unidas siempre a la discreción”. 
 Continuará en próxima publicación.
   

  

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