SENTENCIAS DE AMMA TEODORA
Parece ser que Teodora nació en Alejandría hacia el año 480. Procedía de familia noble y se casó joven. Pero otro hombre se enamoró de ella y consiguió que engañase a su marido. Presa de remordimiento decidió abandonar a su marido y abrazar la vida monástica. Para que no la siguiera se vistió de hombre y se dirigió a un monasterio masculino llamado Oktodecaton que se encontraba a dieciocho millas de Alejandría, solicitando allí su ingreso. Dentro del monasterio se le encomendaron los trabajos más duros, ignorando su condición femenina. Sólo después de su muerte se descubrió que se trataba de una mujer. Su virtud no se fundamentaba en sus palabras, sino en su vida. Una vida llena de humildad y silencio que le permitió alcanzar al Amado. Conocemos de ella 10 apogtemas y otros se le atribuyen, aunque no están certificados; es el caso de otras ammas.
- Amma Teodora interrogó al Abba Teófilo, arzobispo, sobre el significado de la frase: “Aprovechar la ocasión”. Este respondió:”La expresión se refiere al provecho. Por ejemplo, si alguien te hace violencia, escoge la oportunidad de ser humilde y paciente y recibirás un beneficio. Del mismo modo, cuando padeces una infamia, tienes la oportunidad de tolerarla y de sacar de ella un provecho y, si alguien te calumnia, recibirás un beneficio con la paciencia y la confianza. De aquí que, todo aquello que sea adverso, si nosotros queremos, puede convertirse para nosotros en ganancia”.
- . Amma Teodora dijo:” Lucha para entrar por la puerta estrecha. Es como para los árboles: si no atraviesan los inviernos y las lluvias, no pueden dar fruto. Así sucede con nosotros, el mundo presente es un invierno. Si no podemos atravesar muchos sufrimientos y tentaciones, no podremos heredar el reino de los cielos”.
- Y decía:” Buena cosa es buscar la quietud (hesyquía ); el hombre sabio la busca. En verdad es importante para una virgen o para un monje permanecer en la quietud, sobre todo si son jóvenes. Pero debes saber que apenas la buscamos, enseguida viene el Maligno y fatiga el alma con la acedia, el descontento y los pensamientos; fatiga también el cuerpo con la enfermedad, la debilidad, el temblor de las rodillas y de todos los miembros, y disuelve la fuerza del alma y el cuerpo. Estoy enfermo y no puedo participar en la liturgia. Pero, si estamos vigilantes, todos estos males desaparecen. Había una vez un monje que cuando se trataba de ir a la liturgia, le venían todos los males y turbado por un gran dolor de cabeza se decía a sí mismo: Estoy enfermo, antes o después moriré; pero antes de morir, me levantaré y diré mis oraciones. Y con este pensamiento se forzaba a sí mismo y hacía oración. Y, cuando terminaba la sinaxis, cesaba la fiebre. Otras veces el hermano resistía estos pensamientos, yendo a la liturgia, y vencía sus miedos”.
- Amma Teodora decía: “Alguien injurió a un hombre piadoso y éste dijo: También yo podría decirte cosas parecidas, pero la Ley de Dios me cierra la boca”.
- Y también decía: “El maestro debe alejarse del afán de dominio, de la vanagloria, del orgullo y que nadie pueda ganarlo mediante la adulación ni cegarlo con dones, ni vencerlo con el vientre, ni dominarlo por la cólera; que sea paciente, dulce y tan humilde como sea posible. Que sea probado y, sin hacer diferencia, lleno de solicitud para las almas”
Continuará en próxima publicación.
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